El líder ultraderechista, en un discurso con claro tono electoral en una ceremonia pública, se refirió a las negociaciones del Partido de los Trabajadores (PT) para que sectores de centro apoyen las aspiraciones de Lula, que convertirían al exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin en el posible candidato a vicepresidente en la llave encabezada por el dirigente socialista.
«Quieren reconducir el criminal a la escena del crimen, junto con Geraldo Alckmin. ¿Eso es lo que queremos para nuestro Brasil?», afirmó el jefe de Estado en un evento en el Palacio presidencial de Planalto en el que anunció líneas de crédito para la acuicultura.
Así como Lula, Alckmin, quien ha militado en la centroderecha, también es blanco de acusaciones de corrupción, que son recordadas permanentemente por Bolsonaro.
Lula, principal líder de la oposición en Brasil, fue condenado en dos procesos por corrupción y llegó a estar 580 días en la cárcel -lo que le impidió disputar las presidenciales de 2018-, pero la Corte Suprema anuló el año pasado las decisiones por un conflicto de competencias judiciales y ordenó que sus procesos fueran reiniciados por un nuevo juez en Brasilia.
Bolsonaro aprovechó la primera ceremonia oficial de este año en el Palacio de Planalto para atacar a su principal rival político, que lidera con amplia ventaja las encuestas de intención de voto para las elecciones de octubre.
Según los sondeos, Lula cuenta con cerca del 48 % del favoritismo y dobla en intención de voto a Bolsonaro (23 %).
En su ataque de hoy, el presidente recordó un discurso en la campaña electoral de 2018 en el que Alckmin -quien también fue candidato- afirmó que al PT le gustaría «regresar a la escena del crimen», en una referencia a los escándalos de corrupción que salpicaron los gobiernos de Lula (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016).
El jefe de Estado insistió en que la fortuna recuperada por Petrobras, una parte de los recursos desviados de la petrolera durante los gobiernos del PT, es una demostración de los actos de corrupción ocurridos en el Gobierno de Lula.
«De los 100.000 millones de reales (unos 17.860 millones de dólares) que Petrobras pagó de su deuda, parte provino de los acuerdos de delación por los que los responsables de las irregularidades devolvieron parte de lo desviado», afirmó.
En diciembre la Petrobras informó que ha recuperado hasta ahora 6.170 millones de reales (unos 1.102 millones de dólares) del total que fue desviado de la mayor empresa de Brasil por la red corrupta que adulteró sus licitaciones por cerca de una década.
Dichos recursos volvieron a los cofres de la petrolera estatal gracias a acuerdos de colaboración, repatriaciones y renuncias firmados por las empresas que los desviaron para que la Fiscalía cierre investigaciones en su contra a cambio de la admisión de la culpabilidad y del resarcimiento a la empresa.
Bolsonaro dijo igualmente que Lula ya está negociando la repartición de ministerios y estatales entre los dirigentes de partidos de centro que apoyen su candidatura presidencial.
«No tengo pruebas pero voy a decirlo. ¿Cómo es que ese ciudadano está consiguiendo apoyos pese a su vida con inmundos antecedentes? Repartiendo ministerios. A un partido ya le ofreció la presidencia de la Caixa (el banco público Caixa Económica Federal)», aseguró.
Agregó que, por el contrario, el nombramiento de sus ministros no fue fruto de negociación con partidos políticos sino de recomendaciones técnicas.
«La mayoría de ustedes que trabaja conmigo podría estar muy bien en otras áreas, pero están dando su cuota de sacrificio para ayudar a Brasil a vencer la crisis y a evitar que regrese esa mano de bandidos y canallas que ocupaba este espacio para asaltar el país por un proyecto de poder, cuyo acto final será atacar nuestra libertad», afirmó.